(Parte I)
Sin duda el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, no dejará nada al azar en su política internacional para avanzar, desde una posición, desde el poder que le permita fortalecer el posicionamiento estratégico global para recuperar su hegemonía, que se ha visto mermada en los últimos lustros por el fortalecimiento de países como Rusia y China.
Así como por el menor interés en la política exterior de las últimas administraciones, no sólo de Trump sino incluso de Obama, que sin duda incidió algunas veces con el uso de la fuerza, pero ciertamente se concentró más en el ámbito doméstico. Y no se diga Trump, que se enfocó casi totalmente en su país, en mantener su fuerza mediática y protagónica, y en buscar confrontaciones con quien se le pusiera enfrente.
El presidente Biden tiene muy clara su estrategia para recuperar el liderazgo de los Estados Unidos y se fortalece estableciendo alianzas a través de una diplomacia convincente y disuasiva.
Biden no sólo ha dado órdenes ejecutivas para resolver los múltiples problemas urgentes que enfrenta Estados Unidos, sino que con paso firme avanza para retomar su posición en el mundo. De hecho, el 5 de febrero, anunció que no seguirían indiferentes ante lo que consideró acciones agresivas de Rusia por su injerencia en la vida democrática, así como por lo que consideró avance del totalitarismo de China, por lo que ordenó una revisión de la presencia de 52,000 efectivos militares en Alemania, que Trump había decidido replegar.
Por otra parte, Biden se manifestó en contra de las masacres en Yemen debido a la guerra que ha sido una verdadera catástrofe humanitaria y que es urgente terminar por medio de la diplomacia para dar fin a este conflicto, en donde Arabia Saudita, país aliado de Estados Unidos, teme por el riesgo latente a su soberanía, puesto que afronta ataques con misiles y otras amenazas en sus fronteras de los rebeldes hutíes en el Yemen desde el 2015, los cuales están apoyados por Irán, aliado a su vez de Rusia. Y precisamente para abonar a la vía diplomática, Biden ordenó suspender la venta de armas a Arabia Saudita, sin dejar de ofrecerle certezas de apoyo al reino árabe.
Por otra parte, el 12 de marzo pasado, Biden, a través de una reunión a distancia, articuló con la India, Japón y Australia un frente común para limitar la influencia de China, recurriendo a la alianza denominada “Quad”, creada en el 2007, para contener el auge militar de China, quedando en realizar una cumbre a finales de año para establecer estrategias comunes para afrontar los desafíos al orden marítimo, basado en las reglas de los mares de China Oriental y Meridional, a fin de garantizar la libertad de navegación que dé salida a los océanos Pacífico e Índico.
Y en esta reunión la pandemia fue un tema preponderante, ya que se anunció que los cuatro países se comprometían a entregar mil millones de dosis de vacunas a los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y de la zona del Indopacífico antes del 2022. Asimismo, trataron el tema de las tecnologías emergentes y de la crisis climática.
Sin embargo, Rusia ya se había adelantado con la India, que en enero de este año envió 100 oficiales a Rusia para ser capacitados en el manejo del sistema antiaéreo S-400, ya que en el 2018 la India firmó un contrato con la corporación rusa Rosoboronexport para la compra de cinco sistemas antiaéreos S-400 por más de 5,400 millones de dólares.
Esto, ante la necesidad de proteger su frontera con China debido a la ya prolongada disputa fronteriza que inició desde los años sesenta, en lo que constituye sin duda una de las fronteras más largas del mundo. Y ese mismo año, Estados Unidos amenazó con imponer sanciones a la India por la compra, sin que haya pasado de la amenaza, como solía ser la práctica del presidente Trump.
Pero la India desde hace años compra armamento y equipo a Rusia, aunque se expone a que ahora Biden presione con el tema de derechos humanos para fortalecer su posición hegemónica. Y si bien aplicó sanciones a Turquía en el 2019 por la compra de los S-400, no será lo mismo en este caso, puesto que la India, por su posición estratégica y contraparte de China, es una aliada natural de los Estados Unidos.
En atención a otro tema fundamental, siguiendo su política a favor de los derechos humanos, el 2 de abril, Biden levantó las sanciones que impuso el expresidente Donald Trump contra la Corte Penal Internacional considerando que es mejor dar solución a estos temas mediante la diplomacia con un enfoque multilateral, como ya en su campaña lo había adelantado. Por eso mismo se reintegró a la Organización Mundial de la Salud, regresó al Acuerdo Climático de París y el mismo 2 de abril pasado inició conversaciones para llegar a un acuerdo nuclear con Irán.
Atendiendo a varios frentes, la potencia americana camina decidida para recuperar y fortalecer su hegemonía.
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