A fin de profesionalizar a médicos veterinarios zootecnistas en peritajes forenses en casos de maltrato animal, abuso, tutela irresponsable, privación de la vida de manera intencional, accidental, negligencia o iatrogenia (daño no deseado ni buscado en la salud por mala praxis) entre otros, la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM imparte el primer diplomado en la materia, informó Beatriz Vanda Cantón, patóloga de esa entidad universitaria.
De lo que se trata, dijo, es que cuenten con herramientas para servir a la sociedad y hacer justicia a los animales, con el fin de promover una relación responsable y respetuosa con ellos. La violencia en su contra –física, emocional, robo, tortura, envenenamiento, cobro de seguros, etcétera–, se incrementa en México, razón por la cual se solicitan peritajes y necropsias médico-legales a veterinarios, especialmente a los patólogos.
Sin embargo, aclaró, en nuestro país no existe especialidad o posgrado en ciencias forenses veterinarias que forme profesionales en esta rama. Hay médicos veterinarios que se desempeñan como peritos en diversas fiscalías de Investigación de Delitos Ambientales y Protección Urbana o en la Fiscalía General de la República, quienes realizan investigación forense en animales; se profesionalizaron a través de cursos en línea desde otros países, mediante estancias o cursos con expertos del Instituto Nacional de Ciencias Penales en México.
No existe una escuela donde podamos formarnos como veterinarios forenses, indicó, de ahí la necesidad de crear un posgrado en la materia, y un paso inicial es el Primer Diplomado de Medicina Forense Veterinaria, subrayó Vanda Cantón.
Detalló que quienes solicitan necropsias médico-legales a los patólogos de la FMVZ-UNAM suelen ser los dueños o tutores de animales asegurados, cuando se sospecha fueron intoxicados o asesinados por un tercero, o bien cuando se considera que el veterinario tratante cometió iatrogenia.
Asimismo, la Agencia de Atención Animal de la Ciudad de México y organizaciones no gubernamentales protectoras de animales, también solicitan estos dictámenes cuando hay una denuncia por maltrato o “zoocidio”, para que la demanda penal proceda. Los resultados de los peritajes deben ser presentados ante el juez cívico.
Beatriz Vanda Cantón expuso que a partir de 2017, en la Ciudad de México se modificó el estatus de los animales por el de “seres sintientes”; asimismo, en los códigos penales de la capital y de varios estados quedó tipificado como delito el maltrato animal. Ante ello, los jueces y ministerios públicos requieren de un perito que aporte evidencias y pruebas en casos de daño, negligencia o muerte, ya sea contra animales domésticos o silvestres.
En la investigación forense, el médico veterinario debe saber realizar los procedimientos para no violar el debido proceso y evitar que el caso sea desestimado por haber errores, como es la preservación de la escena del crimen, la toma de muestras, la cadena de custodia, el manejo el cadáver o de la víctima viva, entre otros aspectos. “Por ello, es importante que conozcamos los procedimientos, los códigos penales, toda la parte legal y los procedimientos para armar bien nuestro caso”.
Si el animal es sobreviviente de algún abuso sexual o físico y está vivo, corresponde al etólogo forense, ya que el comportamiento de la víctima revela suficiente información. También es necesario saber cómo identificar a los animales por medio de pruebas moleculares, como la PCR.
La académica universitaria indicó que la medicina forense animal existe desde hace tiempo en Estados Unidos, donde hay especialidades en el área y grandes laboratorios, mientras que en países latinoamericanos los más adelantados en este ámbito, con pocas décadas de experiencia, son Chile, Colombia y Argentina.
En México, esta disciplina es relativamente nueva. Hace algunos años se fundó la Asociación Mexicana de Veterinaria Forense; y algunos de sus integrantes serán docentes en el diplomado, acotó.
Los temas que abordarán son: qué hace un perito veterinario, cómo se investiga la escena del crimen y la víctima, cómo se resguardan las pruebas y la cadena de custodia, lesiones por mordeduras, explosivos y armas de fuego, ahogamientos y asfixias, toxicología veterinaria, cómo se toman las muestras y su proceso, pruebas de ADN por PCR, los procedimientos legales y penales en medicina forense veterinaria, los protocolos para elaborar un dictamen adecuado, la necropsia en las diferentes especies animales, así como fotografía forense, entre otros.
Por su parte, Adriana Méndez, cocoordinadora del diplomado, enfatiza la utilidad de la microscopía electrónica en las ciencias forenses, sobre todo al examinar pelo, textiles, microorganismos y en pruebas de balística. Esta actividad académica tendrá una duración de 190 horas, divididas en ocho módulos, y concluirá en enero de 2022.
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