Mientras Claudia Sheinbaum está teniendo un arranque complicado en la Presidencia de la República, como muchos habían previsto, el de Clara Brugada en la Ciudad de México ha sido más terso de lo que se esperaba.
Desde que ambas funcionarias ganaron en junio su elección, al interior de Morena apuestan a que, al final, acabarán chocando en el camino hacia 2030, año en que el gobierno tendrá que cambiar de manos.
Desde el principio se sabía que Andrés Manuel López Obrador le dejaría un camino lleno de minas a Sheinbaum en materia económica, política y económica, que serían muy difíciles de evadir, lo cual es evidente.
La Presidenta ha tenido que cargar con los costos de la reforma judicial, que no fue propuesta suya; con el diferendo con España sobre la Conquista de México; con el combate al narco, la falta de medicinas, el encono con Estados Unidos y un largo etcétera.
Claro que la tarea no es nada fácil, pero su manera de actuar tampoco le ayuda mucho, pues no ha mandado señales de reconciliación con la oposición, con los ciudadanos que no votaron por ella e, incluso, con los que al interior de Morena no la apoyaron en la elección interna.
A diferencia de López Obrador, a Claudia no le están funcionando sus mañaneras; la han hecho resbalar algunas veces. La razón es que un sistema como ése no está diseñado para ella; le funcionaba muy bien a su antecesor.
En cambio, en la CDMX, Brugada ha llamado a la oposición a trabajar juntos y se está reuniendo con todos los alcaldes sin importar colores. Propuso la creación de un cabildo metropolitano con Morelos, Hidalgo, Estado de México y Puebla para impulsar estrategias conjuntas.
Hizo cosas tan prácticas como anunciar la conclusión de la Línea 12 del Metro hasta Observatorio; restaurar las líneas 3 y 4; creó la Secretaría del Agua y dijo que llenará de utopías la capital.
También anunció el regreso de la licencia permanente de conducir; entregó un cuartel para combatir la tala clandestina y hasta recibió un reconocimiento internacional por el Parque Ecológico de Xochimilco, aunque ella no lo haya hecho.
Si bien no es gran cosa, representan acciones que la gente percibe, y quizá hasta duden que Brugada no sea tan mala gobernante como lo fue en sus nueve años al frente de la alcaldía Iztapalapa, que es un auténtico desastre.
La CDMX camina prácticamente en automático y cualquier chaineada que le dé Clarita se notará y hasta la podría presumir como una gran obra, mientras que, por más que haga Claudia, siempre faltará algo.
Habrá que recordar que la jefa de Gobierno tiene el respaldo de Marcelo Ebrard, quien fue su jefe cuando gobernó la ciudad entre 2006 y 2012, y logró un cambio radical que puso la capital en los ojos del mundo; son acciones que, hasta la fecha, persisten.
Y aunque Ebrard sea el secretario de Economía de Sheinbaum, es bien sabido que su relación con ella no es muy buena.
CENTAVITOS
Quien ayer se estrenó como analista permanente en la radio fue el exaspirante panista a la Jefatura de Gobierno, Santiago Taboada, invitado a hablar de temas nacionales, ya que es parte del equipo de Jorge Romero, que busca la dirigencia del PAN. A Taboada se le vio repuesto de la derrota electoral de junio pasado y fue llamado para ocupar el lugar que dejó vacante la senadora Lilly Téllez los lunes en el programa de Ciro Gómez Leyva. Interesante fue su reaparición en cadena nacional y diversas plataformas; nada mal si se considera que es alguien que viene de una derrota.
Tu opinión nos interesa: