Cuba, una dictadura insostenible

Cuba, una dictadura insostenible

28 de julio de 2021 1 Por María Manuela de la Rosa Aguilar

(Parte II)

En estos últimos tiempos las protestas sociales se han tornado en una expresión colectiva frente a decisiones o inacciones del Estado, ya sea por motivos políticos, económicos, sociales o simplemente por solidaridad con otros colectivos, como ha sucedido respecto al grito de libertad del pueblo cubano, que tras sesenta años de represión y de padecer todo tipo de carencias, sale a las calles para pedir un derecho fundamental del ser humano, pero ha sido reprimido por la policía y el ejército.

Cientos de personas se encuentran detenidas y otras desaparecidas sólo por atreverse a reclamar lo que por naturaleza les debería pertenecer, su libertad.

La crisis cubana

El problema cubano viene de raíz. Si bien, en un principio pareció una salida hacia el progreso con la proclamación del régimen socialista que prometía igualdad, oportunidades para todos, educación y bonanza, a cambio de “un poco” de libertad.

Y en un principio todo parecía estar bien con la formación de grandes atletas, artistas, intelectuales y algunos científicos que hicieron algunas innovaciones. Pero poco a poco fue saliendo a la luz la represión tras bambalinas, de trabajo forzado y represión.

Después, lo que sucedió fue todo lo contrario al progreso, porque a medida que pasaron los años los problemas se fueron agudizando.

La desaparecida Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, luego China y Venezuela, fueron las principales naciones que apoyaron la Revolución Cubana y a su líder, Fidel Castro. Su ayuda no fue suficiente porque en realidad se trató de un mero interés hegemónico, que aportó armas, adiestramiento militar y mucha propaganda, con algo de productos básicos como granos, lo mismo que China.

Pero la URSS cayó, China se transformó y Venezuela cayó en desgracia. Y todo fue mero interés político. Cuba se quedó sola y su gente a la deriva, porque la administración cubana ha demostrado su total ineficiencia para proporcionar bienestar a sus ciudadanos.

En lo que si había tenido éxito fue en el control social. Pero ahora la represión se hizo visible mundialmente frente a las multitudinarias manifestaciones del pasado 11 de julio, en un acto sin precedentes en la isla.

Durante décadas el control se había mantenido. Cuba tiene no sólo un ejército bien entrenado, sino una policía efectiva y un ejército silencioso de espías encargados no sólo de vigilar a todos los cubanos, sino a cada uno de los turistas que visitan la isla, a estudiantes extranjeros y no se diga a diplomáticos y agregados militares, culturales, etc.

Pero en julio todo cambió. ¿Tendrá el mismo destino de Rusia, Venezuela o China? El tiempo lo dirá, porque el contexto es muy diferente.

La propaganda del “bloqueo”

Una de las justificaciones más efectivas del gobierno cubano para no reconocer su fracaso ha sido acusar a los Estados Unidos del bloqueo impuesto a Cuba. Sin duda un slogan propagandístico de gran contundencia, sobre todo, porque ha sido repetido y fijado en el imaginario colectivo como una verdad irrefutable.

Pero aclaremos, de acuerdo al Derecho Internacional, el bloqueo es un medio hostil propio de la guerra marítima y consiste en una medida por medio de la cual un beligerante prohíbe toda comunicación entre alta mar y el litoral enemigo, bajo sanción de detener y capturar a los barcos que la contravengan.

Y para que el bloqueo tenga validez necesariamente debe existir previamente un estado de guerra, debe ser declarado, notificado y efectivo. Actualmente, dado el desarrollo tecnológico, el bloqueo puede darse a larga distancia e incluir condiciones de guerra por tierra y aire.

Bloqueo o embargo económico

Sin embargo, es totalmente cierto que Estados Unidos ha jugado un papel decisivo en el destino cubano. Desde que el gobierno socialista de Cuba comenzó a nacionalizar empresas en 1960, afectó intereses norteamericanos que incluyeron tierras, refinerías, ingenios azucareros, la industria turística, etc., lo que ocasionó que el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower decretara la prohibición de exportaciones a la isla, excepto medicinas y algunos alimentos.

John F. Kennedy, en 1962, amplió el embargo restringiendo las importaciones cubanas hasta que se compensara a los ciudadanos estadounidenses por las nacionalizaciones. Y el embargo sigue vigente, con algunas variantes a lo largo de los años, ya que los decretos se fortalecieron con nuevas legislaciones, por lo que el embargo no puede ser levantado sin autorización del Congreso norteamericano e incluso impide que se otorguen vías a individuos que se benefician de la propiedad confiscada por Cuba y permite a estadounidenses nacidos en Cuba demandar a quienes confiscaron sus propiedades en Cuba.

Durante el gobierno de Barack Obama las restricciones se redujeron un poco, suavizando los requisitos para ingresar a los Estados Unidos, se restablecieron los vuelos comerciales entre los dos países, se quitó a Cuba de la lista de los países que apoyan el terrorismo y en el 2015 se reanudaron las relaciones diplomáticas. Pero, con el gobierno de Donald Trump, se dio marcha atrás al cambio.

Joe Biden se ha manifestado a favor del pueblo cubano y ha mencionado que tomará medidas, aunque con el embargo, Cuba tiene más que suficiente. Y con las sanciones anunciadas al Ministro de Defensa cubano, para bloquear sus cuentas bancarias, el mayor impacto consiste en exhibir que hay capitalistas en un gobierno socialista y la igualdad es una farsa.

Reacciones en el mundo

La Organización de las Naciones Unidas ha pedido al gobierno cubano que respete la libertad de expresión y de asamblea, y ha anunciado que seguirá de cerca el desarrollo de los acontecimientos, por lo que si la crisis se agudizara podría convocarse a una Asamblea Extraordinaria para pronunciarse de manera conjunta, lo cual seguramente no sucederá.

España pidió que se liberara a la periodista del periódico ABC y corresponsal en Cuba, Camila Acosta, quien fue detenida cuando salía de su domicilio en La Habana, para ser procesa por “delitos contra el Estado”. La policía le confiscó su computadora, cuadernos con apuntes y varias de sus pertenencias. Este delito le ha sido imputado a todos los disidentes políticos o a todo aquel que a criterio de la policía parezca sospechoso. Y aunque fue liberada después del reclamo de España, se encuentra en arresto domiciliario y no tiene acceso a internet.

Pero ella no ha sido la única periodista detenida, puesto que fueron docenas de ellos, de los cuales no se sabe nada, ni se tiene noticia de ellos, porque no son tan visibles como los corresponsales extranjeros. Michelle Bachelet, Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, no sólo ha exigido la liberación de los periodistas, sino de todos los detenidos durante las protestas que se manifestaron pacíficamente para exigir libertad.

Amnistía Internacional pidió al gobierno cubano acabar con la represión de sus ciudadanos, quienes sólo piden que se respete su derecho a la libertad, pero sobre todo a la libertad de expresión y de conciencia.

Aliados o cómplices

Respecto a la crisis cubana, China no se ha manifestado, siendo uno de los países aliados y prácticamente una potencia mundial con grandes intereses hegemónicos y de gran valor estratégico por su cercanía con su gran rival, los Estados Unidos. El silencio chino, sin embargo, no quiere decir que el gigante asiático se haya quedado cruzado de brazos, porque bajo el agua puede estar extendiendo sus tentáculos. Y por lo pronto la situación social pareciera haberse contenido.

Rusia por su parte ha declarado, a través de sus voceros, no el propio presidente Putin como acostumbra, que no va a permitir que en este asunto intervengan los Estados Unidos, porque lo considera un problema interno y como tal el gobierno y sus ciudadanos deben dar solución a la crisis.

Países totalitarios o con afinidades con Cuba, como Venezuela, se han lanzado indignados asegurando que las protestas son producto de la manipulación exterior por parte del capitalismo, un discurso muy gastado ya ante la evidencia del fracaso de las dictaduras con economías de Estado.

Lo que llama mucho la atención es que estos aliados afines no se han pronunciado en solidaridad con el pueblo cubano, sino en abierto apoyo a la represión gubernamental cubana, responsabilizando abierta o veladamente a los Estados Unidos de todo, su villano favorito.

Protestas en solidaridad

Las demandas de libertad de los cubanos tuvieron gran impacto en el mundo y ciudadanos de varios países, principalmente en Estados Unidos, también salieron a las calles en solidaridad con el pueblo cubano. En Miami principalmente, pero también en Los Ángeles, Nueva York, Washington D.C., etc.

Pero también en España, París, Alemania y México, donde incluso diplomáticos de la embajada cubana salieron a golpear a los manifestantes, ante la mirada indiferente de la policía, en una violación evidente a las leyes mexicanas, sin que el gobierno haya dicho nada sobre el particular.

Colectivos organizados que pugnan por las libertades en Cuba, se manifestaron también, incluso un grupo de ellos se acercó a la isla en aguas internacionales desde Florida para lanzar bengalas en apoyo a la protesta.

Noruega, Panamá y otros países latinoamericanos también mostraron su solidaridad, que se vio reflejada en las redes sociales en todo el mundo, que pese a las restricciones del gobierno cubano en las comunicaciones, trascendió a todo el planeta, puesto que cada vez adquiere mayor capacidad de penetración cualquier evento de esta naturaleza, sobre todo cuando se trata de derechos fundamentales porque se hace viral a nivel global y este fenómeno muy probablemente logrará que al fin el Internet sea  un bien universal en beneficio de la humanidad.

María Manuela de la Rosa Aguilar
María Manuela de la Rosa Aguilar

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