La guerra en Ucrania continúa y el desgaste para el mundo es absolutamente real, aunque sutil, casi imperceptible y cada vez más impalpable, además de que la economía ha sufrido una inflación considerable. Según datos del FMI, México llegó al 7.82%, Haití en un 28%, Venezuela el 210%, Argentina por los 72%, Zimbabue 284%, Sudán casi 155%, Turquía 73%, Alemania 8.5%, Austria y Bélgica 10%, Estados Unidos 6.4%, Estonia 17%, Hungría 24%, República Checa 15%, Italia 11%, Países Bajos 9% y Polonia casi el 17%.
La guerra ha alcanzado a todo el planeta y de una cifra conservadora de 2 y 3%, ha subido considerablemente, aún en los países más desarrollados, y por supuesto, a los menos les ha afectado mucho más, sobre todo debido al desabasto que se ha generado por el conflicto.
Los pueblos son los que sufren las consecuencias, más en la zona de conflicto, tanto el invasor como el invadido, aunque sólo las entrañas de uno han sido destrozadas, no obstante, Rusia ya está viviendo las consecuencias de una decisión que no fue bien calculada. Al final, otros son los que ponen los muertos.
Pero no todos sufren las consecuencias porque, por otra parte, debemos señalar que la industria armamentista ha tenido ganancias inusitadas de miles de millones. En un estimado que hizo la UNAM y que publicó en su gaceta a principios de la guerra, calcula que las empresas armamentistas habían ganado 82 mil millones de dólares, entre ellas las empresas estadounidenses Lockheed Martin Corp, Raytheon Technologies, Boeing, así como la empresa británica BAE Systems, seguido de las firmas chinas Norinco y Avic, además de la holandesa Airbus y la italiana Leonardo.
Sólo en los primeros siete días de la guerra el valor de las empresas armamentistas subió un 10%, de 804 mil millones de dólares a 885 mil millones. A casi un año y con el aumento del gasto en defensa, la cifra es ahora inimaginable.
Ha sido tanta la tentación del dinero que, incluso, funcionarios ucranianos han sido señalados de corrupción, donde se les ha exigido la renuncia, pero una acción de ese tipo y en plena guerra, cuando han muerto tantos compatriotas, es un delito que no debería soslayarse. El presidente ucraniano Volodímir Zelensky está totalmente enfocado en defender a su país y como líder ha sido sorpresiva su actuación, reconociéndosele como un paradigma de estadista, que ha logrado el apoyo de la comunidad internacional. Un héroe de leyenda.
Pero hablando de héroes, el presidente ucraniano es una figura visible, un líder nato, pero también orgánico. Sin embargo, no es el único, pues cientos de ciudadanos se han empeñado en la defensa de su nación, igualmente muchos extranjeros que se han solidarizado se unieron a las filas ucranianas y eventualmente nos hemos enterado de la muerte de algunos. Héroes verdaderos que murieron por una noble causa, pero también los que han integrado misiones de ayuda, organismos de la sociedad civil que están ahí para proporcionar alimentos, cobija y consuelo, sacerdotes y religiosas.
También los funcionarios de los organismos internacionales dependientes de la ONU, científicos y profesionales que calladamente trabajan para generar un producto intangible que se llama protección de las personas, de las instalaciones vitales, de las centrales nucleares. Todos ellos héroes anónimos que arriesgan su vida, que dedican su tiempo y sus conocimientos a las buenas causas. Los olvidados, porque los únicos que figuran son los que ocupan los cargos en la cúspide de la pirámide, los que dirigen o que representan a los muy diversos organismos que ahí participan.
Y por supuesto, los soldados, que obedecen órdenes, que van a la guerra porque esa es su misión, pero algunos se han cuestionado la legitimidad de sus acciones y también se han dado deserciones, como fue el caso del soldado ruso que salió huyendo hacia Europa. Y qué decir de los ciudadanos rusos que viven en las zonas ocupadas de Ucrania, muchos de ellos tienen familiares ahí, lo mismo que los invasores, los cuestionamientos de conciencia, por supuesto, que han tenido cabida y cada cual ha reaccionado de alguna forma.
El hecho está ahí, la humanidad sigue empeñada en obtener poder y dinero, de la forma que sea, pero al final sólo queda la muerte y el desaliento. ¿Habrá juicios por delitos de lesa humanidad? Hay muchas dudas al respecto.
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